domingo, 22 de febrero de 2009

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No sabía que te habías ido.
Lo descubrí sin esperarlo y mi corazón osciló como oscila la superficie quieta de un estanque cuando una onda viene a lamer su orilla.
En silencio.
Leí de nuevo, convencido de que me había equivocado.
Pero no había error.
Las palabras estaban escritas y no cambiaron.

A toda velocidad se agolparon los recuerdos en mi mente, se amontonaban unos sobre otros sin orden ni concierto, llamándome a gritos, haciendome señas, como para que no me dejara ninguno... uno tras otro...
..allí estaban...
..todos...
...buenos recuerdos...

Me metí en la cama con un peso en el pecho.
Sin querer mis labios susurraron tu nombre.
Y empecé a llorar.

Por todo lo que nos dimos y por todo lo que nos quitamos.

Porque jamás corriste a la luz de la luna entre los zarzales ni te batiste con fiereza por la posesión de una hembra en la que dejar tu semilla, promesa de futuro.
Porque finalmente no caiste entre los colmillos de una zorra o asfixiado por las garras del gran duque.
Porque, en cambio, te acurrucabas a mi lado, cuando estaba leyendo, y me lamías los dedos para que yo te rascara en la cabeza.
Y me rompías los libros que dejaba tirados por el suelo, o los cables del ordenador.
Y te dejabas mimar por los críos, a cambio de una zanahoria o un trozo de brecol...

Porque te atreviste a hacer aquello que, de haber nacido libre, jamás hubieras hecho: buscar las caricias de un humano.

Porque una noche de primavera (olía a hierba mojada y se escuchaba el canto del autillo, y recortado contra el cielo estrellado, la silueta de un caballo nos adivinaba en la oscuridad) una noche de primavera te dije adiós...

Aunque tu no lo sabías y, de haberlo sabido, no hubieras entendido el por qué.

Te dije adiós.

Es un mundo extraño este.
Un mundo loco.
Fíjate, generaciones y generaciones de tus antepasados y los míos, viviendo sus vidas como podían, luchando a vida o muerte, enemigos jurados...
... y de pronto, en medio de aquel laberinto...
...en medio del cinismo, del miedo, de la falsedad, de la hipocresía, de la intolerancia, de la prepotencia, en medio de toda la mierda...

...ahí justo en medio...

...en un punto...

...nos encontramos tú y yo...

Gracias.

Te imagino correteando con Perla entre los manzanos de la isla de Avalón.
En las idas y venidas de los siglos habrá de nuevo un momento que será nuestro...

Texto y Foto: Sugarglider 22/2/09