Hoy he vuelto a Segovia.
Ya no recuerdo la última vez que estuve allí, pero sí la última que te ví, hace doce años...
Después regresé una vez más... debió ser al salir de la escuela, un día de invierno, con todas las calles nevadas y cubiertas de hielo...
Todavía recordaba algunos de los sitios que tú me habías enseñado (la estatua de San Frutos Pajarero, con su libro abierto, las escaleras que suben al acueducto y su mirador, sobre los tejados de tejas de barro manchadas de líquenes... tejados castellanos, de gatos, duendes y estorninos)... Otros los tenía olvidados, pero los recordé al pasar por allí... y otros, bueno... no sé si me sonaban porque había estado en ellos, porque me recordaban a otros lugares conocidos o porque los había entrevisto en las brumas de algún sueño...
Me acuerdo de la marioneta del búho que fabricaste con un calcetín de lana viejo de ir a la montaña, y de los cuadros que había colgados en el salón de la casa de tus padres... Te recuerdo viendo correr las fuentes en los jardines de la granja y explorando los pueblos de la sierra de Ayllón (cruzando un puente improvisado sobre un regato con un viejo trillo abandonado, y en el interior de una ruinosa escuela en una aldea perdida de la sierra...)
Te recuerdo llevándonos hasta aquel arroyo donde vivaqueamos en nuestros sacos de dormir (hace ya quince años...)
En cambio ya casi no recuerdo donde te conocí... Creo que fué en Gallocanta... pero casi no logro verte allí...
Pero sí que te veo caminando por el monte, y por las calles de tu ciudad... Te recuerdo alegre, sonriente, divertida, siempre con la broma a punto y con toda la vida por delante...
Recuerdo que me gustabas mucho...
De tarde en tarde me vienes a la memoria... Me pregunto que habrá sido de tí y si realmente te has ido para siempre o si volveremos a encontrarnos algún día.
De tarde en tarde...
Pero hoy, en Segovia, te he tenido muy presente... mucho más de lo que hubiera imaginado...
Habrá sido porque me sentía solo... Y por que me gustaría contarte tantas cosas que me han pasado estos años...
Que he sido muy feliz y muy desdichado, que he amado, que he odiado, que he fracasado, que he triunfado, que he tropezado y me he levantado, no sé ya cuantas veces ni con que sentido... a lo mejor solo el sentido de estar vivo...
Es casi la media noche, toda la casa en silencio, y en la cadena suena ahora mismo un CD de Luis Paniagua, Nanas de Sol: Todo tiene su tiempo, y su momento, cada cosa bajo el sol...
Y se me ocurre arrojar al mar una botella con un mensaje para tí... no puedo saber si llegará o no a su destino, pero no importa...
Con todo el cariño de un recuerdo hermoso, allá vá...
Dulces sueños.
Para Gala.
(c) Sugarglider 20/5/06.
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