23:24 h
He salido de mi habitación en la Posada de Cabárceno para dar una pequeña vuelta nocturna por los alrededores del pueblo.
Campanillas de sapo partero y monótono reclamo del autillo.
De vez en cuando, a lo lejos, inicio del golpeto de la ranita de San Antonio, música de ruiseñor solitario, zumbido de chotacabras gris, jadeo de lechuza.
Una sombra pasa volándo, silenciosa como un fantasma. Misteriosa ave nocturna.
Aleteo de alas de murciélago, bullir de animalillos en la hojarasca, resoplidos de vacas, tintineo de esquilas de ovejas (¿o campanillas de hadas?). Un hilo de araña que se envuelve en mi frente como caricia de xana...
Los caracoles y las babosas han salido a pasear...
Hay babosas pequeñas de color pardo, otras, más grandes, de un bello naranja subido y otras negras con el pie de color rojo.
Un cárabo enfado, feroz fierecilla nocturna, me rocía con su líquido maloliente al tomar en mis dedos su cuerpo verde metálico.
Brisa fresca, cargada de murmullos, cielo sin luna, olor a hierba húmeda y chapoteo de peces en las aguas oscuras del lago...
(C) Sugarglider
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