Me abres las puertas de tu mar y me veo navegando en tu interior, surcando con dulzura tus olas infinitas.
De pronto soy la luna que eleva tus mareas. Tu pleamar me envuelve y me arrastra más allá de los cantos de las sirenas y las artimañas de Calipso, hasta el escondido rincón donde mora la Cípride.
Desbocados, los caballos de Posidón se deshacen en espuma blanca, y fundidos el uno en el otro, nos conducen hasta nuestra Ítaca en medio de un oceáno embravecido.
Y, ya en calma, entrelazados, nos dejamos arropar suavemente por el murmullo eterno del piélago dormido.
6 comentarios:
Chapeau! Que metáfora más sencilla para describir una historia de alcoba...
Bss.
Me alegra que te parezca sencillo.
La mayoría de la gente me dice que no entienden lo que escribo.
Besos grandes.
Querido Sugarglider, eso es que te han leido poco ;-)
Me gusta particularmente cuando mezclas mitología o mitos en las historias de tus relatos.
Kisses again!!
Muchas gracias Mar. Sienta bien un piropo a primera hora de la mañana... jeje
Besos.
Hace mucho tiempo que te leo en silencio. Hoy me siento en las primeras filas y digo, con tu permiso. Podía haber sido ayer, o nunca o mañana o no haberlo hecho. Quizás esa fuerza de oceano reflejada en tus letras, hoy me impulsó.
Un abrazo
Muchísimas gracias Mágica, por tus palabras y por todas tus visitas silenciosas (y, se me antoja, nocturnas).
Acabo de darle un vistazo rápido a tu blog. Volveré a pasarme con la tranquilidad que tus poemas se merecen.
Hasta entonces, un sincero abrazo.
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