-Mira: pulseras, collares, cinturones. Bonito. Cómprame.
El hombre se nos había acercado por detrás sin que nos diéramos cuenta, escondido bajo su enorme cargamento de baratijas de cuero.
-No, no queremos nada, muchas gracias.
Estábamos sentados en la terraza de un restaurante de la Rua dos Correiros, muy cerca de la Plaça do Comercio.
En general preferíamos las pequeñas casas de comidas que se esconden en el laberinto de callejuelas de la ciudad, más baratas y alejadas del turisteo, pero aquella noche se nos había echado la hora encima y ya no encontrábamos nada abierto, así que nos sentamos en aquella terraza y pedimos el menú.
-Por favor, cómprame. Mira: collares, pulseras... bonito, bonito.
Tiene esa voz profunda con un deje de melancolía de los emigrantes africanos y, por debajo de la visera de la gorra, la mirada del que lo sabe todo perdido de antemano.
-¿Españoles? ¿Italianos?
-Españoles.
-¡España! ¡Mejor país del mundo! Barcelona, Madrid, Málaga, Almería, Alicante, Granada, Córdoba, Sevilla, Mérida, Badajoz. Españoles mejor gente del mundo. Quiero hacerte un regalo, no cuesta, es un regalo.
Toma una pulsera de cuero de los cientos que lleva enrollados en la muñeca y, empezándo por la única chica del grupo, nos la va ofreciéndo a todos uno por uno.
-Para ti, regalo, no cuesta. Porque España es la que mejor se porta con Senegal. Españoles mejor gente del mundo.
Todos la rechazan pero, cuando me llega el turno, siento lástima del pobre hombre. Preguntándome cuanto dinero va a costarme la tontería, extiendo la mano vacilante y, antes de que me quiera dar cuenta, el negro me ha atado habilmente la pulsera a la muñeca, al tiempo que murmura unas palabras en su idioma y, sin soltarme la mano, exhala con fuerza por tres veces sobre ella.
-Sólo regalo, no cuesta para amigos españoles. España mejor país del mundo. España campeona del mundo.
Se da media vuelta y tan rápido como había aparecido, desaparece calle adelante, con sus colección de collares y pulseras enrollados a los brazos y al cuello y los faldones de su abrigo agitándose como dos enormes alas.
Era verdad. Como el ruiseñor del cuento, no pedía nada a cambio.
Sólo quería hacer un regalo a sus amigos españoles.
Porque España es la que mejor se porta con el pueblo senegalés.
Sólo quería hacer un regalo a sus amigos españoles.
Porque España es la que mejor se porta con el pueblo senegalés.
Si supieras cuantas veces he visto a tus hermanos corriendo delante de la policía con su saca llena de DVD´s piratas al hombro...
Pero se ríen ¿sabes?.
Cuando consiguen darles esquinazo a los polis, se ríen.
Sugarglider. Lisboa, 21/9/2010.
4 comentarios:
Me voy porque acá no se puede,
me vuelvo porque allá tampoco
Me voy porque aquí se me debe,
me vuelvo porque allá están locos
Sur o no sur...
Me voy porque aquí no me alcanza,
me vuelvo porque no hay esperanza
Me voy porque aquí se aprovechan,
me vuelvo porque allá me echan
Sur o no sur...
(Disculpe, la embajada de Italia?)
No sé por qué pasa lo que me pasa,
quizás sea la vejez
Quisiera quedarme aquí en mi casa,
pero ya no sé cuál es
Sur...
(A babor!)
No sé por qué pasa lo que me pasa, quizás sea mi niñez
Quisiera quedarme aquí en mi casa, pero ya no sé cuál es...
(Me voy para la embajada, me vuelvo por no estar visada
Me voy porque soy de por acá, me vuelvo por ser un sudaca
Malaya, qué triste destino, ser o no ser un Argelino
Malaya, qué triste destino, ser o no ser un marraschino...)
Sur o no sur.
http://www.youtube.com/watch?v=gd9d2omAG5Y
Un abrazo, sugar! :P
Jeje, ya me imaginaba que tú en esta sonabas.
Tambien es una bonita canción.
Un abrazo.
Siempre les queda una sonrisa a pesar de la "vida" que llevan. Da para reflexionar muy mucho esta entrada.
Muy buena letra la que pone Núria en el comentario anterior, reflejo de tantas y tantas historias personales por el mundo.
Bss
Es que Núria tiene muy buen gusto musical.
Besos mil.
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