Tracé con la yema de mis dedos el recorrido de los dos ríos sobre la piel desnuda de tu pecho.
Dos ríos que se acercan sin llegar a confluir.
-Mi ciudad está justo ahí, donde casi se juntan -me dices- Se llama Volgodonsk.
-Y justo en este sitio, los vikingos sacaban sus barcos del agua, y los llevaban por tierra de un río a otro.
-Mi ciudad está justo ahí, donde casi se juntan -me dices- Se llama Volgodonsk.
-Y justo en este sitio, los vikingos sacaban sus barcos del agua, y los llevaban por tierra de un río a otro.
Me miras escéptica.
-¿Ah sí?
Tienes los ojos tristes.
A ratos.
Luego sonríes. Incluso te ríes. Y te brillan entonces tus ojos azules.
Después vuelven a ponerse tristes.
Tal vez los míos también lo estén.
-¿En que piensas? -preguntas.
-En nada.
Te ríes otra vez.
Pensaba...
Pensaba en dos ríos que fluyen a encontrarse.
Y que cuando están a punto de hacerlo, se arrepienten, y giran en sentidos opuestos, cada uno en busca de su propio mar.
-Muy cerca del Mar Negro. Sólo cuatro horas... cuatro horas es cerca en Rusia.
Pensaba en aquellos hombres que soñaban con unirlos en sus barcos de madera.
Pensaba en...
Sugarglider. 30/7/2010
"... lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien-un padre, un amor, alguien -capaz de cogernos de la mano y de encontrar ese río-imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos en su corriente con la ligereza de una sola palabra, adiós."
Alessandro Baricco. Océano Mar.
Para Kristina.
-¿Ah sí?
Tienes los ojos tristes.
A ratos.
Luego sonríes. Incluso te ríes. Y te brillan entonces tus ojos azules.
Después vuelven a ponerse tristes.
Tal vez los míos también lo estén.
-¿En que piensas? -preguntas.
-En nada.
Te ríes otra vez.
Pensaba...
Pensaba en dos ríos que fluyen a encontrarse.
Y que cuando están a punto de hacerlo, se arrepienten, y giran en sentidos opuestos, cada uno en busca de su propio mar.
-Muy cerca del Mar Negro. Sólo cuatro horas... cuatro horas es cerca en Rusia.
Pensaba en aquellos hombres que soñaban con unirlos en sus barcos de madera.
Pensaba en...
Sugarglider. 30/7/2010
"... lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien-un padre, un amor, alguien -capaz de cogernos de la mano y de encontrar ese río-imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos en su corriente con la ligereza de una sola palabra, adiós."
Alessandro Baricco. Océano Mar.
Para Kristina.
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