Sentir muy adentro la necesidad de abandonar la seguridad de mi refugio y exponerme.
De volver a planear entre los árboles.
Sentir la satisfacción de estar haciéndolo.
Sentir que no es momento de refugiarse en Avalón.
Que no tengo prisa por alcanzar el Nirvana, si no que deseo vivir una vida tras otra para seguir aprendiendo.
Me gusta pensar que nos hemos encontrado una y mil veces en el pasado, y que nos reencontraremos en el futuro.
Que la primera vez que te vi fue la repetición de un gesto de Shiva en su baile infinito.
Que no es la primera vez que nos abrazamos, ni la primera que nos sonreímos.
Y que de nuevo te levanto sobre mis hombros por encima de las aguas del diluvio (*).
Para A.
(c)Texto y Foto: Sugarglider 28/3/09
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