Nieve

Decían los antiguos griegos que los ladridos de los perros por la noche anuncian la llegada de Hécate.
Y algún poeta escribió que la Muerte rehuye encontrarse con los canes, porque teme que le muerdan sus tibias descarnadas.

Arropada por la ventisca, sin que nadie la sintiera, la Muerte entró en silencio por la puerta de atrás.
Y se llevó una vida pequeña. Una vida pequeñita que apenas si había tenido tiempo de empezar a vivir.
Y fuera solo había oscuridad, y la furia del temporal.

Y, a la mañana siguiente Eos, madre de los vientos, tiñó de rojo las cumbres nevadas de las montañas.

Como cada amanecer.

(¿Por qué esta vez tendría que haber sido distinto?)

El mundo entero estaba cubierto de blanco.
Y los hombres y las bestias despertaron de la pesadilla de la noche pasada, y se dispusieron como pudieron para seguir viviendo sus vidas...

© Foto y Texto: Sugarglider 14/12/08



“(...) que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida surgió de un solo grito del Señor. Y cada vez que se repite no es una nueva voz la que ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito.”

Wenceslao Fernández Florez.