martes, 14 de septiembre de 2010

Correo electrónico.

From:<Fátima Bolaco> fatibolaco@mailbool.wb
To:<Ingrid Martí> i_marty@mailbool.wb
Subjet: Cambios importantes.


Hola Ingrid, cariño ¿Cómo va todo?
Yo estoy que no soy yo. El último mes ha sido terrible. No he tenido ni un minuto para conectarme a internet, llamarte por teléfono, ni nada.
No sabes como he echado de menos hablar contigo, o chatear un rato. O simplemente escribirte un mail, como ahora.
Lo necesitaba muchísimo, pero entre currar, buscar casa nueva, la mudanza… te puedes imaginar.
Por cierto, antes de que se me olvide, te paso mi nueva dirección:


C/ del Profesor Almendraino Svastopulos; 4º,6.
36579, Puerto Natán.
(Warrambool)


Es que, finalmente, Jorge y yo nos hemos separado.
Te puedes imaginar lo que me ha costado, si el pobre chico es un cielo en el fondo, pero yo ya no le soportaba más.
Por más vueltas que le diera, no puede ser, no podemos estar juntos. La situación se había vuelto insostenible, y, al final, corté por lo sano.
Fue cosa mía más que suya. El decía que sólo quería estar mi lado, que aunque yo no le quisiera no le importaba, que él sí que me quería a mí, y estar conmigo le hacía feliz. Pero la cosa no funcionaba.
No soportaba su presencia, sus gestos, su forma de ser. La tontería más grande que te puedas imaginar, me sacaba de quicio y acabábamos discutiendo.
Últimamente ya casi ni nos hablábamos, y ni me acuerdo de la última vez que hicimos el amor.
Gabi,(¿te acuerdas de Gabi? Si me lo recomendaste tú… había dejado de ir a verle, pero a raíz de esto, he vuelto, y me está ayudando mucho) bueno pues Gabi me ha felicitado por la decisión que acabo de tomar.
Dice que necesito redirigir mi vida, y que mi relación con Jorge había llegado a un punto de estancamiento en el que ninguno de los dos podíamos ya avanzar.


Así que me he mudado.
Aún tengo cosas por colocar, metidas en cajas, pero ya me voy instalando.
Al primero que le he buscado sitio ha sido a Baarly.
Está la mesilla de noche, como siempre.
Para tenerlo a mano, por si me apetece dormir con él.
Te pareceré una tonta, pero sí, lo cojo y lo meto en la cama conmigo.
Me hace compañía.
¿Te acuerdas de cuando me lo compraste por mi cumpleaños, en el mercadillo de La Barbacana?
Que bien nos lo pasamos aquel día…
Después del mercadillo nos fuimos a comer un bocadillo a nuestra higuera del Jardín Botánico, debajo de la estatua de Joan de Castellnou, y luego yo te invité a ver Amelie en la filmoteca…
Como te hecho de menos Ingrid, que lejos queda Kilpaly.
Sobre todo ahora…


Pero no me quejo, que, en el fondo, no me está yendo nada mal.
Sigo currando en la agencia y...


¡Me he apuntado en la autoescuela!


Ya he empezado con las clases prácticas.
Mi profesor se llama Poli, y es del norte, de Bundara.
Le quedan cuatro años para jubilarse, y lleva desde los veinte enseñando a conducir.
Imagínatelo.
Está a la vuelta de todo.
No se altera por nada.
El otro día me dice: Ahora, en la primera calle que puedas, gira a la derecha.
Y yo me metí por un prohibido.
Que cuadro Ingrid. Por poco no nos damos de frente con un camión de mudanzas. El conductor nos pitó como un energúmeno.
Poli sólo me miró y me dijo, con toda la tranquilidad del mundo: Fati, mujer, ten cuidado, que un hombre no es como un pollo, que se hace en tres semanas.


Otra vez me dice:
-Fati, vas muy pegada a la derecha, te vas a llevar retrovisores de los coches que están aparcados.
Yo me fui entonces hacia la izquierda y casi me doy con uno que venía por el sentido contrario.
-Fati mujer… Ni calvo, ni tres pelucas…


Es un encanto. Siempre tan serio, pero con muchísimo sentido del humor.
Y tanta paciencia.
Que es que es lo que yo más necesito ahora.
Paciencia.


También me he matriculado de las tres asignaturas de Historia del Arte que me faltan, a ver si termino. Tengo muchas ganas de volver a estudiar.
Y mi sobrino…, que va y me dice el otro día: pero oye tía, eso de estudiar, ¿no es como leerse un libro y enterarse?
Está mi hermana que no sabe que hacer con él.
Pero es un cielo de niño, más bueno que ni te cuento. Y se ha puesto altísimo, si le ves, no le conoces. Se acuerda muchísimo de ti y del curso que le diste aquel verano, cuando currabas en el Ayuntamiento.
Si pudiera acercarme a Kilpaly en vacaciones y llevármelo conmigo… a ver si entre las dos le hacíamos entrar en vereda.


Mi nueva compañera de piso es la chica más encantadora que te puedas imaginar. Se llama Jahnavi, y es fisioterapeuta. Trabaja en una clínica del centro.
Me ha acogido con todo el cariño del mundo. Y, la verdad es que estamos congeniando muy bien.
Sobre todo porque ella también es tremendamente paciente conmigo.
Que estoy que no doy pie con bola, Ingrid.


Fíjate que, la otra noche me levanté de madrugada, medio dormida, a beber agua y vi una de mis pastillas ansiolíticas en la encimera de la cocina.
Sí, estoy con ansiolíticos, pero la mitad de las veces se me olvida tomármelos, y creí que Jahny, que es tan ordenadita para todo, me la había dejado a la vista para que me acordase… y pensé, joder, que tía más maja…
El caso es que, cuando le di las gracias a la mañana siguiente, me miró con cara de no saber nada.
-¿Qué pastilla? -me dijo- No te he dejado ninguna pastilla.
Resulta que, por la tarde, se había caído el botón de arranque de la lavadora.
Pues me lo tragué.
Se parecía tanto a un ansiolítico…
Sobre todo a las dos de la mañana.
Así no me hacía efecto, claro…
Joder, tía, que cuadro. Y solo nos conocemos hace dos semanas… Tuvimos que llamar al servicio técnico para que nos pusieran otro botón…


Este fin de semana, Jahny tenía un curso de vendajes, y para cuando volvió el domingo por la tarde, le había hecho una tarta del Padre Pío, que sabes que me salen muy buenas (llevaba toda la semana preparando la levadura). Nos sentamos a merendar, y luego ella estuvo practicando conmigo los vendajes que había aprendido.
Nos reímos mucho las dos. Es un sol.
Tiene las paredes de su cuarto forradas con fotografías de nubes.
Le encantan las nubes.
Y sembrar tagetes en tiestos de barro que ella misma decora.
Tiene unos tiestos preciosos, llenos de flores naranjas y olorosas… es un gustazo asomarse al balcón.
Ahora acaba de empezar a salir con un chico guapísimo. Ella dice que sólo es un rollo, pero yo los veo muy pillados a los dos…


En fin, de momento, no tengo mucho más que contarte… A veces me invade una tristeza enorme, que se me mete dentro del corazón, y me pesa…, no sabes como me pesa… y parece que no va a pasar nunca…
Pero entonces me propongo reírme.
Y, al final lo consigo.
Aunque es duro, y cuesta.
Me río.
De mis clases de conducir, del trabajo y de los ansiolíticos.
Me río, ¡que narices!
Y luego lloro.


Espero saber pronto de ti.
Miles de besos.
Te quiero siempre.
Fati.

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